Han transcurrido los días en que la Iglesia recomienda a los fieles la preparación intensa para celebrar dignamente el misterio de la Pasión y Muerte del Señor. La Cuaresma, con toda su carga de austeridad, de mortificación, deja como como en paréntesis, un día de respìro, de gozo, de júbilo. El Señor, entre aclamaciones de la multitud, entra Triunfante en Jerusalen. Es aclamado Rey el que entra usando como trono un pollino de asna.
Baeza comienza su Semana Santa en la calle, su particular modo de representar la Pasión, procesionando esta escena que refleja con sencillez el relato de los evangelios. La Hermandad de Jesús en su Entrada en Jerusalén, aunque cuenta ya con arraigo, es una de las más modernas en la Semana Santa baezana. Finalizaba el año 1957, cuando un reducido grupo de hombres, encabezado por D.Manuel Rus Cejudo, al impulso de lo que antes era la Superiora de la Comunidad de Hermanas de San Vicente de Paúl, decidió poner en acto una idea largamente acariciada, fundando esta hermandad, muy humilde en sus inicios, pero que poco a poco, con el derroche de entrega y cariño adquirieron su sitio en el conjunto de las representaciones pasionarias.
La imágen fue de serie del año 1960, año en que procesiono por primera vez. Después en 1971, el esfuerzo y tesón de los hermanos, lograron instalarsu imagen sobre un bello trono de metal plateado, con ánforas del mismo material, realizado por el orfebre granadino Rafael Moreno.
Esta hermandad llena la máñana del Domingo de Ramos de un ambiente amable, distendido, alegre, al que coopera en gran medida la vistosidad de sus túnicas compuesta por hábito blanco con bocamangas, fajín, capirote y capa de raso verde.
Los hermanos, niños en buen número portán en sus manos las palmas propias de la festividad.
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