El Capataz va ordenar la primera levantá, en el interior del templo. Todavía agachado en la delantera, levantando el faldón, llama por su nombre, apellido o apodo a un costalero/a de la última trabajadera, que puede ser un patero, al objeto de que si éste responde, es señal de que todos han podido oir la voz.
Esta voz preventiva del capataz- ordenanzas no escritas de la disciplina costalera- tiene una correspondiente voz ejecutiva: el golpe del martillo, a cuyo sonido los hombres deshacen la flexión que antes habían iniciado en tensa preparación con la pierna izquierda extendida hacia adelante y la derecha astrás para tomar impulso, y, al volver a una hipotética posición de firmes, el paso queda arriba, levantado sobre la cruz de los costaleros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario